Rwanda, a los siete años del genocidio


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Hace siete años, el 7 de abril de 1994, que se produjo el genocidio mandes. Entre 500 y 800 mil rwandeses, tutsis y hutus demócratas, fueron masacrados. Reproducimos la entrevista que el Partido del Trabajo de Bélgica realizó a Jean-Baptiste Mberabahizi que pertenecía en aquella época al cuartel general del FPR, en guerra desde octubre del 90 contra el régimen de Habyarimana. Jean-Baptiste, fundador del Partido Socialista Rwandés, nos rememora el genocidio y expone la situación actual de Rwanda.


Ni el etnismo hutu, ni el etnismo tutsi
combaten la pobreza”


Estabais en Kigali antes del genocidio. ¿Presentíais que algo semejante pudiese ocurrir?

El genocidio no me sorprendió. Ya desde el inicio de la guerra con el FPR, en octubre del 90, miles de personas habían sido cogidas como rehenes por el gobierno de entonces. Yo mismo, fui detenido el 25 de octubre con al menos otras diez mil personas. Acto seguido las numerosas masacres han perjudicado la progresión militar del FPR. Se pudo observar la escisión de la mayoría de los partidos políticos en dos facciones, según el punto cíe vista etnocéntrico. Existía una criba étnica que se iba ampliando continuamente.


Los genocidas pudieron empujar a un gran número de personas a matar a sus vecinos. ¿Cómo explicáis esto?

Hay dos factores que han jugado en ello. Primero, después del inicio de la guerra en 1990, existía una permisividad tal que sabíamos perfectamente que matar aun tutsi no traería consecuencias graves.

El segundo factor, que me parece el más determinante, es la extrema pobreza que existe en nuestro país. Hay gentes que han visto la posibilidad de apropiarse de los bienes de sus vecinos. Las gentes han entendido que podían resolver el problema de su pobreza eliminando a una parte de la población o dejando hacer a aquellos que la eliminaban.


Según usted, ¿quienes son los responsables del genocidio?

La responsabilidad política es clara: es el gobierno interino puesto el 9 de abril de 1994. En el ámbito internacional, Francia ha sido cómplice al dar apoyo a este gobierno. El hecho de que las élites que dirigían el país hayan sido formadas en la escuela belga, es una responsabilidad belga. Bélgica ha desarrollado durante la época colonial un discurso étnico, racista y las élites han transmitido este discurso a las generaciones siguientes.

Podemos decir también que esta guerra fue el resultado de un conflicto de influencias entre las grandes potencias. Los americanos han comprendido que tenían la ocasión, por mediación de determinados dirigentes del FPR, de reforzarse en la región a expensas de Francia.


¿Podemos decir que el FPR ha tenido el mérito de detener el genocidio?

Podemos decir que lo ha detenido de manera objetiva pues, al tomar el poder, el FPR ha expulsado a las fuerzas que ejecutaban el genocidio. Pero hay que matizar esta aseveración Cuando se pone en marcha una estrategia, se debe prever el comportamiento del enemigo. El FPR sabía muy bien que forzando la toma del poder, los tutsi iban a ser masacrados a gran escala.


¿El FPR no tenía fuerzas en el interior de Rwanda para detener estas masacres?

En absoluto, el FPR no ha buscado nunca ser un movimiento popular, lo que explica porque las masas estaban totalmente adoctrinadas por organizaciones reaccionarias. Como jefe militar y político del FPR, Kagame es objetivamente cómplice del genocidio. Su elección de la estrategia de toma del poder de una forma militar, sin tener bases de apoyo en el seno de las masas rwandesas, ha permitido al poder establecido tomar como rehenes a los campesinos y a la clase media tutsi.


¿Hay que extraer la conclusión que tanto el FPR como el antiguo gobierno son responsables, al mismo nivel, y que hay que olvidarlo todo y empezar de cero?

Pienso que no. En el seno de la sociedad rwandesa han existido siempre fuerzas progresistas y nacionalistas, que tenían sus debilidades, es verdad. Pero hay que apoyar la emergencia de fuerzas a la vez progresistas y nacionalistas, en el sentido del rechazo a la etnicidad y al sectarismo. Y en las circunstancias del Rwanda del 94, no había otra manera de actuar mas que colaborando con el FPR.


¿Esas fuerzas progresistas rwandesas han tenido la posibilidad de trabajar y avanzar después de la victoria del FPR en el 94?

No. El FPR no ha permitido la emergencia de esas fuerzas. Después de la toma del poder, ha puesto en marcha una estrategia constante y sistemática de destrucción de toda posibilidad de organizarse fuera del FPR. Y al mismo tiempo, es paradójico, el FPR se autodisolvió. No que de él mas que un pequeño núcleo de individuos, que trabajan con Occidente. Este pequeño núcleo ha confiscado la organización del FPR que, en sus inicios, era al menos la organización de los miembros del FPR.


¿Cómo ha sido posible esta confiscación del FPR?

Hay que saber que entre el congreso de fundación del FPR en 1987 y hoy, no se ha organizado ningún congreso estatutario. A falta de congreso, podríamos creer que el comité central habria ejercido sus responsabilidades. Ahora bien, el Comité central ha sido burlado. En 1993, un grupo de militares supuso que no se podía materialmente realizar un congreso. Han aprovechado para asumir las funciones del comité central poniendo en pie una comisión de nominaciones o de adhesiones. Esta comisión estaba formada por cinco hombres de confianza de Kagame.

Es esta comisión que, en lugar del comité central, a designado al presidente del FPR, los dos vicepresidentes y todos los miembros del comité ejecutivo. Y el mismo comité central ha sido remplazado por un organismo político ampliado, incluyendo un tercio de representantes de regiones y, para los dos tercios restantes, a las personas designadas por la dirección como futuros ministros, embajadores y otros.


¿Por qué usted ha abandonado Rwanda?

Entregué mi dimisión al FPR a finales de julio del 94 para retomar mis funciones en el Partido Socialista Rwandés. Para mi, el FPR no era una organización creíble y no podía considerarme entre sus miembros. Pero en ese momento, había un nuevo poder que se instalaba y una clase política había sido barrida. Era simplemente imposible no mezclar mis críticas al FPR y a su gestión, de un hipotético apoyo a las fuerzas derrotadas. En aquellos momentos no se me habría comprendido bien, o no me habría comprendido nadie.

En segundo lugar, he intentado hacer lo que era posible en tales circunstancias. Para esto, he intentado contribuir a la reforma trabajando como diputado. Pero en 1997, no era ya posible ningún trabajo parlamentario serio. Otro elemento me ha convencido de la evolución negativa irreversible del FPR, era la actitud de la pandilla en el poder con respecto al ministro de Interior, Seth Sendashonga. Ha tenido que huir y ha sido asesinado poco después en Nairobi.

El tercer acontecimiento que me ha hecho tomar la decisión de romper, son los crímenes que el FPR ha cometido en las zonas donde no había guerra, sobretodo cuando se cerró el campo de refugiados de Kibeho. Era completamente normal que el gobierno organizase el retorno de los campesinos a sus hogares. Pero la manera en que se ha actuado es inaceptable. Se enviaron soldados al campo, lanzaron granadas y acto seguido el ejercito ha empezado a disparar con armas pesadas desde el exterior.

En abril del 97, he tenido que abandonar el país. Había recibido una llamada de teléfono con amenazas verbales, el domingo 27 de abril por la mañana. En ese momento hacia dos semanas que me habían retirado la escolta. Sabia que era la señal de que me arriesgaba a ser asesinado.


En África central, ha habido dos genocidios: uno en 1994 en Rwanda y otro que continua aún hoy en el Congo. El sufrimiento y el número de víctimas en esta región son enormes. ¿Cómo salir de esta situación?

En lo que concierne al genocidio del 94, hay un gobierno que estaba en su lugar el 9 de abril del 94, que es políticamente responsable. Hay que extraer de ello conclusiones políticas: estas gentes se han descalificado políticamente.

En lo que concierne la guerra en el Congo, existen dos posibles salidas: o la derrota de los agresores o su victoria. No hay otra alternativa. Pues el FPR tiene unos objetivos que no son compatibles con los intereses de los congoleños, estos son controlar el poder político, económico, colonizar el Congo al servicio de ciertas potencias occidentales.

Pero los congoleños no pueden poner en el mismo cesto al pueblo rwandés y a los agresores. Lo mejor que hay que hacer, es escuchar a los progresistas rwandeses con el fin de obtener un cambio en el interior mismo de Rwanda.

Sobre el futuro de este país: el cambio se ha convertido en necesario y posible. En el seno de la sociedad rwandesa, hay cada vez más personas que optan por el cambio. Está por ejemplo la constitución de ARENA (Alianza Rwandesa por el Renacimiento de la Nación), un nuevo partido auspiciado por el antiguo presidente del parlamento Sebarenzi. Otros piensan que es posible cambiar las cosas reagrupándose detrás del antiguo rey Kigeli Personalmente, no creo en esta posibilidad. Yo soy miembro del Congreso Democrático Africano (CDA), que trabaja por la constitución de un frente donde todos los rwandeses, sea cual sea su origen étnico, puedan encontrarse y debatir sobre la manera de cambiar las cosas en Rwanda.


¿Es posible un dialogo inter-rwandés?

He leído una entrevista que Kagame ha dado hace unos días. Reconoce que hay muchos oponentes políticos en el exterior. Es una confesión del fracaso de su pretendida política de unión nacional. Todos los primeros ministros que ha tenido después de la guerra están en el exilio, el presidente del parlamento está en el exilio, muchos diputados del parlamento posteriormente al 94 están en el exilio, muchos oficiales superiores del ejército están en el exilio. Muchos de los antiguos cuadros políticos del FPR se han ido. Normalmente, podríamos pensar que entiende la necesidad de un dialogo. Pero reflexiona como un militar que no entiende más que la presión militar. No podemos suponer que acepte cualquier dialogo.


¿Cuál es el programa del CDA?

El CDA es una organización panafricana y progresista. Panafricana porque Rwanda no podrá resolver sus problemas políticos y económicos de una manera aislada separada de sus vecinos. ¿Cómo por ejemplo, podríamos hacer frente a lo que se llama globalización? No vemos a la pequeña Rwanda resistir sola.

Además, el CDA es progresista porque está contra toda política de discriminación étnica. Queremos trascender estas fracturas. En lugar de hablar sólo del problema entre hutus y tutsis, hay que hablar del problema número uno que es el de la pobreza. No podemos resolver este problema que viven los campesinos y las clases medias a través del sometimiento a las milicias fascistas, sean hutus o tutsis.


Solidaire, órgano del PTB,
4 de abril del 2001



Recordamos, para más información, el Dossíer publicado en El Martinete n°3,
de mayo de 1997 sobre los acontecimientos de África central.